En los meses de septiembre y octubre, se organizó el Ciclo de Diálogos con Expertos: “Infancias y Covid-19”, impulsado por Equidad para la Infancia, el Instituto de Salud Colectiva de la Universidad de Lanús (ISCo/UNLa), el Proyecto SALURBAL y Fundación Arcor.
El objetivo fue reflexionar sobre el impacto de una “doble pandemia” en la salud integral de infancias y adolescencias: la pandemia de Covid-19 y la profunda desigualdad, que este tiempo ha dejado aún más en evidencia. Creemos en la importancia de trabajar en red y de forma transdisciplinaria. Los diálogos desarrollados en este ciclo buscan influir en la agenda de gobiernos y organizaciones de la sociedad civil para construir un futuro inmediato que no repita las grandes inequidades que afectan la salud integral de niños, niñas y adolescentes en la región.
Para más información sobre los debates que motivaron este ciclo, visitar la Nota Debate “Salud Integral de la Niñez: Situación en América Latina tras el continuado impacto del Covid-19” y el reporte del Conversatorio “Salud Integral: Niñez, Malnutrición y Pobreza en la Pandemia” realizado en abril 2021.
El Ciclo consistió en 3 encuentros, transmitidos en directo a una audiencia de más de 150 personas y disponibles (en versión resumida) aquí:
#1 “Un futuro para los niños. Salud integral e infancias”. El periodista Eduardo Anguita dialogó con el pediatra y especialista en salud pública, Raúl Mercer. También contó con la participación de la pediatra e investigadora Ana Ortigoza (SALURBAL).
#2 “Salud Colectiva e Infancia. Impacto del Covid-19 en la alimentación de la infancia”. La periodista Silvia Bacher dialogó con la doctora en Antropología, Patricia Aguirre. Acompañó e intervino en el encuentro Alberto Minujin, director de Equidad para la Infancia/Equity for Children y Profesor de la New School University (NY).
#3 “Epidemiología. La niñez después de la pandemia”. La periodista Silvia Fiore dialogó con el pediatra especialista en salud pública, Hugo Spinelli (ISCo/UNLa) y el epidemiólogo y académico Naomar de Almeida, con la participación de Javier Rodríguez, Coordinador de Inversión Social en Fundación Arcor Argentina.
En los diálogos se conversó sobre la importancia de hablar de “salud integral”. Desde estos enfoques:
- la salud está vinculada al proyecto de vida y no a la presencia o ausencia de una enfermedad
- la cuestión de la salud excede al sistema de salud, los hospitales y consultorios; tiene que ver con lo sanitario, pero también lo social, lo ambiental, lo educativo, lo económico.
- abordar la problemática de la salud implica una mirada transdisciplinar, no exclusivamente médica
- la salud es una creación de todos los sujetos que viven en una comunidad, es por esto que hablamos de “salud colectiva”
- hablar de salud integral y de salud colectiva pone el acento en el medio social, que condiciona, los consumos, hábitos, prácticas y costumbres de los seres sociales.
«Pensar en la niñez como un punto que marca rumbo al futuro (…) La niñez es tener una respuesta a la sociedad hoy»
De este modo, se reflexionó sobre cómo las características del entorno urbano como medio social se vuelven fundamentales para explicar inequidades que afectan la salud integral de niños, niñas y adolescentes. En las ciudades latinoamericanas, los déficits de vivienda y la densidad poblacional, la degradación ambiental y la falta de espacios verdes, las limitaciones del transporte público, el acceso no universalizado a la conectividad, son factores que impactaron directamente sobre las posibilidades de continuar con el trabajo y asistir a la escuela, las posibilidades de circulación segura, de interacción social, de recreación y volvieron a las ciudades espacios de mayor transmisión del virus. Todo esto hace a la salud. Sociedades más justas, más inclusivas, libres de discriminación, logran una mejor salud pública, vinculada a las capacidades de la población de articular y concretar un proyecto de vida.
«Comemos como vivimos y nos enfermamos como comemos»
También se dialogó sobre los cambios que hubo en los alimentos consumidos, las preparaciones y la comensalidad en el marco de la pandemia, considerando aspectos nutricionales y no nutricionales de la alimentación. El consumo de harinas, azúcares, grasas, alcohol en los hogares aumentó. A la vez, se conectó con el placer asociado a la práctica de las preparaciones y a invertir tiempo en recetas gustosas como una actividad recreativa. Se recuperó una comensalidad hogareña muy dañada por el marketing de la agroindustria y cuyo valor social, como espacio compartido de aprendizaje y de socialización, habitualmente se subestima desde los programas estatales enfocados en la prioridad de atender la emergencia alimentaria. La pregunta que debemos hacernos es qué podemos potenciar hacia adelante de las transformaciones que han resultado virtuosas.
«Del COVID, hasta ahora, se ha hablado con números, pero los números no narran… los humanos necesitamos valores que den sentido a nuestra acción. Esa narrativa tiene recoger todas las voces»
Todos fuimos alguna vez niños y niñas. ¿Por qué entonces las sociedades que hemos construido tienen una mirada tan adultocéntrica?
Se ha dicho recurrentemente que los niños y niñas son los grandes invisibilizados de la pandemia, pese a que han enfrentado profundos cambios en su cotidianeidad y situaciones de estrés. Los/as más pequeños, que no han podido comenzar la escuela, y los/as niños y los/as adolescentes que se han “hecho adultos de golpe” producto de las crisis y/o han tenido que trabajar o cuidar de sus hermanos menores, representan colectivos a los que habrá que acompañar de muy cerca. Los participantes coincidieron en la importancia de escuchar lo que tienen para decir los niños y las niñas. Se trata de un ejercicio practicable desde las familias, las instituciones y la política pública, especialmente en el ámbito local.
La pandemia colocó temas en agenda que habían perdido jerarquía pública. Se evidenció la necesidad de un Estado fuerte que reconozca la resiliencia y organización social del territorio.
Se plantea una oportunidad para la apertura de un tiempo nuevo. Pero no sucederá sin esfuerzos y acciones que se orienten a promover el ejercicio de la ciudadanía y el empoderamiento de los niños, niñas y adolescentes y de las personas en situación de pobreza, integrar estos saberes con los conocimientos de la ciencia, jerarquizar la humanidad y subjetividad de los vínculos, incorporar sensibilidad en la búsqueda de horizontes de mayor igualdad. Con ese espíritu, compartimos estas reflexiones.