En los parajes Cruce Viejo y Campo Rossi, en la provincia del Chaco, hace 14 años “no existía ninguna propuesta de actividades comunitarias socio-culturales”, cuenta Marcos Monsalvo (36), presidente de la Asociación Civil “Cruce Joven”, una organización que trabaja desde el 2000 con niños y jóvenes de la comunidad.
Si bien la situación socioeconómica se modificó en los últimos años con el crecimiento del Parque Industrial de la ciudad de Puerto Tirol (ubicada a 5 kilómetros de allí), con la creación de un Jardín de Infantes y una escuela secundaria, todavía no existen propuestas recreativas de este tipo por fuera del horario escolar o de las actividades que propone la Asociación. Esta situación motivó a la organización a pensar en la creación de un proyecto cuyo eje sea el juego. “Ese tiempo de jugar, imprescindible para el desarrollo integral, es desvalorizado por las familias. Sin embargo, observamos el entusiasmo y las ganas de los niños y niñas a participar en distintas actividades lúdicas”, comenta Marcos.
Así nació “Juguemos”. El proyecto -que se enmarca en el Programa Comunidades Educadoras que impulsa Fundación Arcor – comenzó a implementarse este año en sintonía con el comienzo de clases. “Se implementa durante 12 meses, en los que se dictarán once talleres de capacitación y diez de juegos y juguetes. Los dedicados a juegos y juguetes fueron pensados para el tiempo libre de la temporada escolar”, explica el docente. “Cruce Joven” trabaja con un total de 165 niños y niñas, de los cuales 50 participan del proyecto “Juguemos”.
Esta actividad se desarrolla en la sede de la Asociación, allí realizan juguetes caseros reciclando materiales desechados y usando algunos específicos, como pinturas y papel. “Los juguetes pueden ser educativos, de habilidad, de expresión, de aire libre, por ejemplo un ajedrez colectivo, la fabricación de títeres o de barriletes”, enumera con entusiasmo.
El proyecto también prevé instancias de capacitación para los jóvenes con el objetivo de darle continuidad al espacio, así como un proceso de sistematización. Para esta tarea, colabora la cátedra de Antropología Cultural de la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura de la Universidad Nacional del Nordeste. También está involucrado en el trabajo el municipio de Puerto Tirol.
De generación en generación
El proyecto de capacitación para los jóvenes está dirigido a hermanos o madres de los niños y niñas participantes del proyecto. “Son jóvenes adultos que fueron de la primera generación de chicos que participaban en las actividades”, cuenta Monsalvo.
La capacitación es teórico-práctica y se realiza junto al taller de juegos y juguetes. “El objetivo de la formación es adquirir las bases en técnicas de animación (grandes juegos, manualidades), en reflexión pedagógica (desarrollo de la niñez, planificación de actividades, trabajo en equipo), y luego transponer ese aprendizaje teórico, participando de los talleres de juegos y juguetes con los distintos grupos”.
Inicios
El trabajo con niños en Cruce Viejo comenzó en el año 2000, cuando un grupo de madres y padres se organizó para encargarse del comedor escolar. En ese momento, se creó el proyecto “Descubrirse al paso”, que ofrecía apoyo escolar, talleres artísticos y un espacio informal de recreación durante el tiempo libre con juegos colectivos.
En el año 2005, la Dirección Nacional de la Juventud inscribió al grupo “Cruce Joven” en un registro de asociaciones dedicadas al trabajo con niños, niñas y adolescentes, con el cual se consiguió financiamiento para un taller de música. En 2010, se constituyó en Asociación Civil, con personería jurídica.
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