
Las primeras palabras, los juegos y los cuentos abren la puerta al presente y contribuyen a su futuro. Fundación Arcor impulsa la alfabetización en el Nivel Inicial, acompañando a docentes, niñas y niños en distintas provincias del país.
Cada 8 de septiembre, el Día Internacional de la Alfabetización recuerda al mundo que aprender a leer y escribir sigue siendo una llave de acceso a derechos, oportunidades y sueños. Desde Fundación Arcor asumimos este compromiso desde hace más de una década, trabajando para que la alfabetización temprana sea una realidad sostenida en la Argentina, en estrecha articulación con ministerios provinciales, universidades y organizaciones de la sociedad civil.
El recorrido comenzó en 2010, en Entre Ríos, con un programa pionero de “Promoción del Desarrollo Lingüístico” que sentó las bases metodológicas. Años después, en 2019, la experiencia se amplió con la “Formación de Formadores”, en alianza con el Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), que permitió dar un salto de escala y proyectar la iniciativa hacia todo el país.
La llegada de la pandemia en 2020 trajo nuevos desafíos, pero también la posibilidad de consolidar herramientas virtuales a través del Portal Educativo de Fundación Arcor. De ese proceso surgió el curso universitario Aprender y usar el lenguaje en la infancia. El jardín y el hogar como contextos de desarrollo, una formación anual de 200 horas, tutorada y con acreditación académica, que se convirtió en el corazón de la propuesta. Desde entonces, ya participaron más de 800 docentes y 600 instituciones educativas, alcanzando de manera indirecta a más de 25.000 niñas y niños cada año.
Impacto en provincias y experiencias locales
Detrás de los números hay historias y territorios. En Corrientes, por ejemplo, la formación logró llegar al 70/80% de las y los docentes de nueve departamentos rurales, transformando las prácticas pedagógicas y sumando a tutoras locales. En San Juan, la iniciativa se integró al plan provincial “Comprendo y Aprendo”, alcanzando a más del 70% de las escuelas y fortaleciendo la figura de las orientadoras pedagógicas. Tucumán se sumó en 2025, en alianza con la Fundación Pérez Companc, con propuestas de alfabetización en 210 secciones de jardines de infantes. Además, la iniciativa se viene desarrollando en otras provincias como Mendoza, Chaco, Salta, Misiones y Entre Ríos, consolidando una presencia federal y diversa que permite adaptar la formación a distintos contextos y necesidades locales. Cada provincia encontró en este programa una herramienta que fortalece y se articula con sus propios planes.
“Este programa permitió que un sueño que tuve siempre como docente se haga realidad, para que esto pueda ser una política pública, una política educativa”, resume una de las voces protagonistas de este camino. Otra docente lo dice de manera simple: “La formación fue muy bien recibida. Teníamos mucha necesidad de intercambiar y ganas de repensar las prácticas”.
Ese es, en definitiva, el propósito que guía a Fundación Arcor: aportar desde la evidencia científica, con alianzas estratégicas y desarrollar recursos de calidad para que la alfabetización en la primera infancia se convierta en una política sostenida y compartida, capaz de llegar a cada rincón del país. El desafío es grande, pero sembrar palabras en la infancia abre puertas inmensas al futuro de niños y niñas.
En este Día Internacional de la Alfabetización, desde la Fundación compartimos este camino recorrido e invitamos a quienes quieran sumarse.
Ingresa al Portal Educativo y realiza el curso autogestionado El juego y el lenguaje en los primeros años, desarrollado junto al CONICET y abierto a todo público. Además, explora otros contenidos pensados para acompañar a educadores y familias: materiales como Sugerencias para armar una biblioteca en casa o Lectura de cuentos en el hogar forman parte de la biblioteca digital de la Fundación. Porque la alfabetización empieza en los primeros años, pero su impacto acompaña para toda la vida.