Webinar niñez y espacio público: La vida en la Ciudad de México y Buenos Aires.

27 junio 2022

El 31 de mayo se llevó a cabo el segundo webinar niñez y espacio público organizado por Equidad para la Infancia y la Fundación Arcor. El encuentro denominado “La vida en la Ciudad de México y Buenos Aires” tuvo como objetivo debatir acerca de la importancia de concebir y diseñar espacios públicos más incluyentes para las niñeces urbanas.

A partir de experiencias locales, expertas de ambas ciudades analizaron el rol de los espacios públicos en el desarrollo y fortalecimiento de las niñeces. Por un lado, Paula Querido, coordinadora de la Diplomatura sobre La Ciudad de las Niñas y los Niños para Argentina y México; y por el otro, Tuline Maïa Gülgönen, investigadora, autora del libro Jugar la Ciudad y codirectora del documental “Ciudad Grande”. El diálogo fue facilitado por Silvia Fiore, periodista especializada en políticas públicas y temas sociales, y Javier Rodríguez, coordinador de Inversión Social de Fundación Arcor Argentina. 

Algunas de las ideas más importantes:

  • Necesidad de integrar el juego a la ciudad.

El juego no es una actividad más de las infancias sino una forma de ser. El juego posibilita el encuentro con otros y con el mundo. Habilita la experiencia sensorial de aprehensión del mundo. A pesar de la falta de infraestructura en gran parte de las ciudades Latinoamericanas, puede observarse que los niños y las niñas hacen de estas un lugar lúdico. Es por ello que se vuelve fundamental generar estrategias que posibiliten la integración del juego en la ciudad.

Durante la pandemia se conocieron experiencias interesantes que buscaban devolver la ciudad a los niños, reconociendo que fueron el primer actor social que se retiró del espacio público. Sacar, liberar espacios.

  • Para generar proyectos que funcionen es necesario pasarlo por la piel de los territorios. No sirven los envasados, conocer el contexto es fundamental.

Las distintas experiencias mencionadas por las expertas demuestran la diversidad de infancias y espacios urbanos que existen en todo el mundo. Por su parte, la pandemia también se transforma en un hito que dio cuenta de las disparidades y desigualdades existentes en el uso de las ciudades. Así, contemplar el contexto local, conocer las particularidades del lugar y el uso específico que hacen las infancias de esos espacios es prioritario para generar proyectos que se sostengan en el tiempo e integren verdaderamente a los y las habitantes.

Los diagnósticos locales permiten conocer el tejido social y cultural e identificar mejor cuáles son los obstáculos que hacen que las infancias no puedan hacer uso de los espacios públicos y realizar políticas concretas para solucionarlos.  

  • Se vuelve prioritario abandonar el adultocentrismo para hacer lugar a las perspectivas de las infancias.  

La pandemia puso en evidencia el poco lugar que se le da a la palabra y la participación de las infancias en las decisiones políticas que intervienen en sus destinos. Es prioritario, correrse de las visiones adultocéntricas y poner a los niños y las niñas a la misma altura como actores sociales que conocen su realidad y pueden tener ideas para transformar los obstáculos.  

Desde que se votó la Convención sobre los Derechos del Niño se ha avanzado mucho en generar espacios de participación de las infancias pero aún queda mucho camino por hacer. No sirve generar eventos puntuales, es necesario instituir mecanismos permanentes de participación que integren su punto de vista a las políticas públicas, incluso si tienen formas distintas de percibir las cosas y de apropiarse del uso del espacio público.    

Por lo general desde las perspectivas adultocéntricas se promueven acciones que requieren mucho dinero y ocupar con distintos elementos los espacios urbanos y en verdad, el esfuerzo más grande que se necesita tiene que ver con retirar y retirarse para darle lugar a las infancias. Lo que estas vienen reclamando es poder habitar la ciudad, jugar en la esquina, con el cordón, en el barrio. Entonces, el mejor movimiento es retirar lo que molesta, lo que obstaculiza el derecho al juego y al tiempo libre. Esto puede abarcar desde autos hasta la tarea.

  • Las ciudades incluyentes se construyen con voluntad política.

Otro punto que demuestran las experiencias abordadas en el encuentro es que no se necesitan tantos recursos económicos para contar con espacios habitables y desafiantes para las infancias. Lo que se precisa es voluntad y decisión política. Las alianzas con los gobiernos locales, con los distintos actores comunitarios, las universidades, los medios de comunicación y entre los organismos estatales son fundamentales para abordar la multiplicidad de contextos y necesidades de las infancias.  

A su vez, se debe reconocer que muchas veces las políticas de integración de las infancias en las ciudades van en contra de las tendencias neoliberales existentes en la planificación y desarrollo urbano. En este sentido, la política se vuelve la herramienta protagonista para lidiar con los distintos intereses y hacer carne el cambio de paradigma en la sociedad y en las estructuras estatales. Darle voz a las infancias, implica una decisión política que las sitúa como actores en el presente y no en el futuro.

  • Poner en cuestión todas las certezas aprendidas: se trata de un cambio cultural, no solo es brindar espacios.  

Transformar los criterios y el parámetro con que se piensan las ciudades implica un cambio cultural. Esto requiere desaprender las formas en que se entienden a las infancias y comprender la concepción que tienen las infancias sobre el mundo que habitan. En este sentido, es necesario la formación y consolidación de equipos en el territorio que sostengan las políticas públicas y tengan herramientas para escuchar las demandas de las infancias.

  • La salida siempre es colectiva.

Las experiencias también demostraron que la exclusión de los niños y las niñas del espacio público es un problema social y por lo tanto se debe involucrar a la comunidad en su conjunto. Esto no implica desconocer las obligaciones de los estados sino, por el contrario, de disponer instancias y mecanismos gubernamentales que fortalezcan las herramientas comunitarias. Por ejemplo, iniciativas que promueven el cuidado público y que distintos actores como las escuelas, los comerciantes o los clubes intervengan para que las infancias transiten libremente las calles o espacios de sus barrios, sirven para contrarrestar políticas conservadoras que terminan aumentando los sentimientos de inseguridad.

El mapa de actores es un instrumento muy importante para llevar a cabo estas políticas. Permiten conocer mejor el lugar donde se interviene y ayuda a incluir a todos los sectores. Cuantos más actores sociales se involucren existen más probabilidades de que los proyectos tengan impacto y se sostengan en el tiempo.

Dar protagonismo a las comunidades también implica transformar lo privado en público. Es volver a habitar el espacio urbano, salir de las casas o las agendas cargadas de actividades pagas. La organización actual  de la sociedad vulnera la posibilidad de ejercer el derecho al tiempo libre que es el tiempo de estar con uno mismo, con sus pares y en el mundo. Hoy la dimensión lúdico política esta cercenada y por eso lo colectivo es una respuesta.

Por su parte,  Javier Rodríguez, Coordinador de Inversión Social de Fundación Arcor Argentina, resaltó la importancia de generar espacios como este que permitan vincular la construcción de conocimiento con la práctica. A su vez, sostuvo que los niños y las niñas son indicadores de cómo estamos como sociedad. En este sentido, mirarlos y escucharlos va a permitir encontrar pistas por dónde avanzar para construir mejores condiciones para todos. Por último, subrayó la importancia de perder el miedo de pensar estas iniciativas como proyectos políticos porque implica pensar en la construcción de poder y generar herramientas que contrarresten las disputas de intereses que implica una vida en sociedad.

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