La primavera está en pleno apogeo y es el momento perfecto para comenzar a cultivar una huerta propia. Desde Fundación Arcor promovemos prácticas sostenibles y saludables, y una de las formas de hacerlo es cultivando tus propios alimentos. En esta guía, compartimos información sobre cómo preparar tu huerta, los materiales que necesitas y algunos consejos para lograr una huerta productiva.
Preparación
Antes de comenzar la siembra, es importante preparar los elementos. Podés utilizar distintos tipos de recipientes, desde macetas hasta botellas de plástico y cajones de madera. Lo importante es que estos envases estén perforados en la base para permitir el drenaje del exceso de agua y que sean adecuados para el crecimiento de los cultivos.
Acá, una lista de los materiales que se necesitan (ver fotos en PDF)
Tierra.
- Botellas plásticas pequeñas y grandes.
- Mangueras.
- Rociadores.
- Vasos plásticos o de telgopor (pueden ser potes de helado, yogur, etc.).
- Bidones plásticos de diferentes tamaños.
- Cajones de madera.
- Macetas.
- Palas y rastrillos (tipo de playa).
- Cucharas y tenedores de plástico.
Consejos para una huerta productiva
Para asegurar la productividad de la huerta hay que tener en cuenta tres aspectos:
Tipo de siembra: hay que elegir si se hará una siembra directa o una utilizando almácigos para germinar las semillas antes de trasplantarlas.
Ubicación: buscar un lugar con suficiente luz solar, ya que la mayoría de las plantas necesitan al menos 6 horas de sol al día.
Espacio entre las plantas: asegurar que quede suficiente espacio entre cada planta para que puedan crecer y producir los frutos deseados.
Beneficios de armar una huerta con niños y niñas
Cultivar una huerta con niños y niñas no solo es una actividad educativa y divertida, sino que también ofrece una serie de beneficios. Por un lado, favorece el contacto con la naturaleza: los niños y niñas aprenden a apreciar y cuidar el medio ambiente. Por otro lado, se combate el sedentarismo: trabajar en la huerta promueve la actividad física y el movimiento al aire libre.
Cultivar una huerta también fomenta el ocio saludable con la familia o en la escuela y promueve el consumo responsable, es decir que los niños aprenden sobre el origen de los alimentos y a desarrollar hábitos alimenticios más saludables.
Otro de los beneficios es que incentiva a probar nuevos alimentos: los niños estarán más dispuestos a probar los frutos que ayudaron a cultivar. Por último, pero no menos importante, ayuda a desarrollar la paciencia: el cuidado de una huerta requiere tiempo y dedicación, enseñando a los niños a ser pacientes y responsables.
Te recomendamos explorar nuestros contenidos anteriores en esta serie y ponerte “manos a la tierra”. Cultivar una huerta es una experiencia enriquecedora que puede unir a la familia, promover el aprendizaje y contribuir a un estilo de vida más sostenible.
¡Animate a sembrar en esta primavera!