-¿Cómo nació el proyecto “Juegos de patio en mi escuela”?
-Aunque usted no lo crea, cuando éramos chicos salíamos a la calle a jugar, nos íbamos a la acequia donde corría agua, andábamos por todos lados. Hoy, dejar salir a los chicos solos es muy riesgoso, hay muchos autos y el ritmo de vida de cada familia hace que tengamos poco tiempo para estar con ellos. Así que lo que vive cada uno, es lo que nos llevó a este proyecto.
María Laura Bornancini es profesora de educación física en el Centro Educativo Manuel Belgrano de Colonia Caroya, una localidad cordobesa ubicada a apenas 40 kilómetros de la capital cordobesa, y una de las responsables del Proyecto “Juegos de patio en mi escuela”. El colegio tiene más de 430 alumnos en los dos turnos en que dicta clases. “Es hermosa la escuela, es donde yo estudié, mi papá y mi hijo estudiaron también acá. Cuando cumplió 125 años nos hicieron un reconocimiento porque tres generaciones de la familia habíamos pasado por la escuela”, cuenta con orgullo de pertenencia y conocimiento de cada rincón.
El proyecto tiene dos etapas, una se realizó el año pasado, y otra se encuentra en desarrollo en este 2018. “Participan todos los chicos del colegio. Hay intervenciones donde se hace una jornada recreativa con participación de los padres. En la primera etapa activamos un sector del patio que no estaba funcionando. El lugar era la cancha de básquet, así que la arreglamos, la pintamos y quedó para utilizar nuevamente, con la demarcación para jugar al básquet y al vóley. Lo hicimos con los chicos de sexto grado”.
Bornancini explica que “acá somos todos jugadores de futbol, cuesta incentivar otro deporte. Entonces, la idea que llevamos adelante es dárselos a conocer para que desarrollen otras experiencias”, describe respecto a la utilización del espacio rehabilitado.
Relata que en la segunda parte, la que se realiza este año, “ya entra en acción la comunidad, se exponen los proyectos a los padres, hay una explicación más profunda, y ellos se convierten en parte del proyecto, aportando ideas y colaborando en el armado de los juegos. Vale aclarar que son juegos tradicionales, partimos de esa idea, los padres pueden plantear ideas nuevas, pero el punto de partida es ese. Y al final, tienen que quedar juegos armados para jugar en la escuela”.
El proyecto forma parte del Programa Escuela en Movimiento (PEM) en el que se enmarca esta iniciativa, y que tiene como finalidad desarrollar propuestas que tiendan a promover la vida activa en el ámbito escolar. Es coordinado en conjunto por la Fundación Arcor de Argentina y Chile y por el Instituto Arcor en Brasil. Se trata del primer Programa Regional de Inversión Social que impulsa Grupo Arcor en el marco de su política de sustentabilidad.
¿Cuál es el objetivo que se propusieron con esta iniciativa?
Nos planteamos favorecer el movimiento dentro de la escuela, habilitar el patio como zona de juego, realizar jornadas con la familia, y que los padres conozcan sobre el beneficio del juego y la actividad física en el desarrollo de los niños. Vemos que a veces no se conoce el significado del juego y el deporte como medios de inclusión y transmisión de valores. También nos planteamos que dentro del mismo hogar se puede transmitir esta práctica. Entendemos que a los juegos tradicionales los podemos jugar, me refiero a juegos como el Ta-Te-Ti o la rayuela, y que también los podemos transmitir, que sean parte de la vida cotidiana. Respecto de los juegos que se armen con la participación de la comunidad educativa, van a quedar ubicados en el patio interno para que cuando suene el timbre los mismos chicos puedan utilizarlos y hacerse responsables de su cuidado.
¿Por qué juego y movimiento?
El juego es parte del desarrollo del niño; y ser niño es jugar. La educación física es un medio que usamos nosotros para el desarrollo del niño. El jugar es parte del deseo y la acción del niño. Y queremos volver más activos a los chicos, están mucho tiempo quietos, jugando frente a “las compus”. Y la verdad, es que no hacen mucha actividad física.